A este respecto tenemos que decir que un 30% de las muertes súbitas en menores de 30 años es de origen totalmente desconocido. Es decir que en los estudios forenses realizados después de la muerte, no se ha encontrado ninguna anomalía que justifique lo ocurrido.

Sin embargo tenemos que afirmar que en la mayoría de los casos de muerte súbita, en un 70% aproximadamente se han detectado anomalías ocultas en las autopsias, como pueden ser miocordiopatías hipertróficas, hipertrofia ventrículo derecho y demás cardiopatías congénitas no diagnosticadas con anterioridad.

Estos datos reales, nos llevan a la conclusión que cuanto más evolutivo sea el reconocimiento médico, más probabilidades tenemos de detectar patologías ocultas y en consecuencia menos probabilidades de tener percances fatales con la práctica deportiva.