Hace ya miles de año que Hipócrates dijo que la salud del hombre se basaba en tener bien la Espalda, la Panza y los Pies y  efectivamente llevaba razón. La salud de los pies es fundamental en nuestra moderna sociedad, donde la movilidad del humano es constante, tanto a nivel de la vida cotidiana, tanto a nivel de la vida de ocio. Donde cada día juega un papel más importante la Actividad física y el deporte.

Y dentro de los males que arrastra nuestros días tenemos la Fascitis Plantar, una patología que no es grave, pero sí muy rebelde a los tratamientos conservadores y donde el tiempo es un firme aliado para su curación.

DEFINICIÓN

Como su nombre indica, es una inflamación de la fascia plantar, que puede estar localizada a nivel de la inserción posterior en calcáneo o bien extendida a nivel de la zona plantar llegando hasta los metatarsos.
Esta inflamación va haciéndose cada vez más intensa, llegando a producir dolor cada vez más incapacitante.

CAUSAS

Las causas de la Fascitis Plantar son múltiples. Aunque en muchas ocasiones aparece sin causa justificada. Dentro de las causas conocidas tenemos:

  • Entrenamiento en superficies duras, durante tiempo prolongado.
  • Calzado no adecuado:
    • Zapatillas muy apretadas.
    • Calcetines muy justos.
    • Desgastado y deforme.
  • Espolón Calcáneo.
  • Caminar por la playa descalzo, sobre superficies oblicuas, no planas.
  • Sandalias en verano: largas caminatas con ellas.
  • Zapatos de tacón excesivo.

CLÍNICA

Dolor cada vez más incapacitante. Una de las características es el dolor matutino nada más levantarse de la cama, que obliga a claudicar a la marcha, pero que va disminuyendo a medida que pasan los minutos.

Otra de las características del dolor de la Fascitis Plantar, es que a medida que uno va caminando, el dolor va aumentando obligando al paciente a pararse o a cojear de forma constante.

TRATAMIENTO

La Fascitis Plantar tiene una evolución lenta. El protocolo más utilizado por nosotros se basa en:

  • Estiramientos continuos de la fascia plantar y de todo el aparato extensor del tobillo y aquiles.
  • Tratamiento de fisioterapia en base a masoterapia, movilizaciones, ultrasonidos y ondas de choque.
  • Ortesis plantar, mediante la colocación de plantillas de descarga o correctores según las causas.
  • Zapatos M.B.T en las fases iniciales ya que produce una descarga casi completa de la zona de inserción.

Y en caso de no ceder la sintomatología dolorosa e invalidante:

  • Infiltraciones bajo control ecográfico y anestesia local pudiendo el paciente continuar con su actividad cotidiana y laboral, nada más aplicarle la infiltración.
  • Cirugía: muy pocos casos requieren intervención quirúrgica.