Hoy os traemos una información extraída del artículo «Systematic Review of Changes and Recovery in Physical Function and Fitness After Severe Acute Respiratory Syndrome– Related Coronavirus Infection: Implications for COVID-19 Rehabilitation AUTHOR BYLINE: Scott Rooney, Amy Webster, Lorna Paul» en relación a los efectos físicos que el coronavirus puede tener a nivel físico.

En diciembre de 2019, se confirmó el primer caso del nuevo coronavirus 2019 (COVID-19) en Wuhan, provincia de Hubei, China; 1 desde entonces, Se han confirmado 11,3 millones de casos a nivel mundial (al 6 de julio de 2020), y la Organización Mundial de la Salud declaró que el brote actual es pandemia. La mayoría (80%) de las personas infectadas con COVID-19 presentan una enfermedad leve-moderada caracterizada por fiebre persistente tos y disnea. Sin embargo, el 20% de las personas experimentan enfermedades más graves- particularmente en los mayores de 65 años y con comorbilidades como enfermedad cardiovascular, diabetes y enfermedad respiratoria crónica. Se estima que alrededor del 30% de las personas infectadas con COVID-19 requerirá hospitalización, 7 y de los hospitalizados, el 20% ingresará en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Los estudios sobre el impacto de la pandemia sobre la condición física de los individuos aún se encuentran en desarrollo, por lo que tenemos que buscar información basada en la epidemia de SARS-CoV del 2003.

En estos encontramos que nuestra función pulmonar y capacidad de ejercicio se ve disminuida por los efectos de coronavirus; encontrando:

  • Disminución de la VO2max
  • Diminución de la distancia recorrida en el test de marcha de 6 minutos
  • Disminución general de la condición física que puede prolongarse hasta 24 meses después de la infección
  • Disminución de la masa muscular por los periodos de movilidad reducida (hospitalización y/o confinamientos domiciliarios)

En vista de todo esto, encontramos que la prescripción del ejercicio, después de una infección o confinamiento es beneficiosa para el organismo, pudiendo restituir en mediano plazo, las condiciones físicas anteriores.

La recomendación de inicio a la actividad física seria ejercicio aeróbico a 60%-70% de las pulsaciones máximas (esto se traduce a una caminata a un ritmo que te permita decir frases cortas), en 2 sesiones semanales de 30 minutos, y luego ir progresando a sesiones mas completas que incluyan ejercicio aerobio y trabajo de la fuerza muscular.