El desarrollo de un estilo de vida físicamente activo constituye un objetivo para todos los niños. Se ha demostrado que la actividad deportiva reporta beneficios indudables para la salud y hay estudios transversales que asocian la práctica del deporte y la actividad deportiva con un menor consumo de tabaco y alcohol, así como un aumento de la masa mineral ósea y pérdida de peso en niños y adolescentes con obesidad.

Las condiciones para realizar actividad física y practicar deporte todos las poseemos. Nuestra habilidad atlética está determinada en gran medida por factores genéticos, los que determinan nuestra estatura, nuestra estructura corporal o el tipo predominante de nuestras fibras musculares. Pero estas características innatas, pueden ser educadas y potenciadas con un apropiado entrenamiento físico, una correcta alimentación y un apoyo psicológico.

El deporte escolar, por su propia definición debe tener fundamentalmente fines educativos, tanto referidos a la educación general, como a la propia educación física, y consecuentemente con los pretendidos valores del deporte.

Hay que hacer una clara referencia entre lo que significa la educación física en el ámbito escolar y la preparación física referida a los deportes. La educación física debe de abarcar a todos los niños en edad escolar, independientemente de su constitución morfológica o morfotipo. Cada niño debe de realizar la actividad física de acuerdo a sus propias características físicas, sin que en ningún momento esta actividad suponga un claro rechazo psicológico en el niño, no solo a la gimnasia y deporte, sino a todo el ámbito escolar. Así pues, no se trata de educar para el deporte, sino más bien, educar a través del deporte.

La introducción de la actividad física y el deporte en las épocas escolares puede ser:

  • Un elemento de armonía, equilibrio y crecimiento ponderal con el crecimiento del niño.
  • Pero también puede ser un elemento de desequilibrio si se realiza de forma desordenada.

El niño es un auténtico mosaico de cartílagos y no tiene una maduración ósea completa. La unión tendón-cartílago es una zona de fragilidad de alto riesgo. Esto hay que tenerlo en cuenta para evitar los entrenamientos intensivos, y repetitivos que pueden ocasionar alteraciones por sobrecarga.

La sociedad ha conferido hoy, al ejercicio y al deporte, en sus manifestaciones recreativas, educativas o competitivas, una función trascendente para la preservación y desarrollo de la salud del ser humano, por esa razón el movimiento debe manifestarse como una forma de cultura, de educación y de promoción de la salud.