El Ébola, también llamada Fiebre Hemorrágica es una enfermedad vírica grave, para la que todavía no hay tratamiento curativo, ni vacuna preventiva. Se transmite por contagio directo mediante la sangre y demás fluidos corporales.

Y como hemos podido ver recientemente en nuestro país, a pesar de los estrictos protocolos de prevención, una auxiliar de clínica ha sido infectada por el virus maldito. Dicen los expertos que el contagio solo se produce cuando una persona está en contacto con el enfermo, es decir, cuando la persona que transmite tiene los síntomas. Que en el periodo de incubación que va de dos a veintiún días, no hay peligro de contagio. Pero, ¿esto es realmente cierto? Si prácticamente no sabemos nada del virus del Ébola, ¿cómo podemos estar tan seguros de los mecanismos de contagio? No es de extrañar que comience la alarma social.

Si esto ocurre en la población en general, ¿qué ocurre con el deporte en general y más concretamente en el fútbol?, ¿qué dicen a este respecto y qué aconsejan los Servicios Médicos de la UEFA y FIFA a sus Presidentes y cargos ejecutivos? Los médicos de los clubs nos preguntamos que cómo es posible que mientras los gobiernos están en estado de alarma, los máximos responsables de los organismos deportivos permitan que esta semana jueguen las selecciones de Camerún contra Sierra Leona, que está invadida de Ébola. Los jugadores en los vestuarios, están realmente preocupados por el viaje de sus compañeros con sus respectivas selecciones africanas. Y estas preocupaciones nos las hacen llegar a los responsables médicos que las transmitimos a los clubs. Como muy bien dice el presidente Obama, la lucha contra el Ébola es una cuestión de TODOS.

Así pues, una llamada de atención a los presidentes de UEFA, FIFA y demás organismos Internacionales para que tomen las medidas que la población necesita que se tomen. Menos política y más eficacia en momentos de alarma social. En momentos como estos es cuando se demuestra la valía de un cargo.

Consulta el artículo en el Diario AS: http://opinion.as.com/opinion/2014/10/08/portada/1412722647_322442.html