El ejercicio físico durante el embarazo debe comenzarse de forma progresiva, con vestimenta cómoda y manteniendo una buena hidratación. Hay que evitar impactos, cambios bruscos de dirección (en el embarazo la mayor laxitud articular favorece las lesiones a nivel articular), saltos y rebotes, así como levantar pesos. Es importante no realizar ejercicio en situaciones de calor o en los momentos de mayor temperatura ambiente del día.

No hay que realizar deportes de contacto o de riesgo, que puedan favorecer caídas o traumatismos.
Creemos que los ejercicios más recomendables son:

  • Ejercicios en piscina; nadar.
  • Ejercicio aeróbico de fuerza y flexibilidad, sin impactos. El nivel de ejercicio debe ser aquel que eleve el ritmo cardíaco y haga sudar pero no cansarse en exceso, permitiendo hablar sin que nos falte el aire. Hay que tener en cuenta que con el desarrollo del embarazo, al aumentar el tamaño del niño, va a aumentar la compresión del diafragma y del tórax, disminuyendo la capacidad de inspiración de la embarazada, pudiendo aparecer sensación de cansancio, palpitaciones, disnea o dolor a menores intensidades de ejercicio.
  • Caminar (al menos 1,5 km 3 veces por semana).
  • Yoga, vigilando las posiciones de acuerdo al embarazo.
  • Pilates. Los ejercicios de Pilates ayudan a mejorar la postura del cuerpo durante y después del embarazo y deben realizarse siempre bajo el control de un profesional, evitando los ejercicios que comprometan el abdomen. Hay autores que recomiendan evitarlo en el primer trimestre del embarazo.

Es necesario un control médico del ejercicio, suspendiéndolo en las siguientes situaciones:

  • Aparición de cefalea (podría ser síntoma de hipertensión).
  • Dolor abdominal.
  • Sangrado vaginal.
  • Aparición de contracciones.
  • Aumento de temperatura corporal.

Aunque está demostrado el beneficio de la realización de ejercicio durante el embarazo hay que tener también claro que, en algunas ocasiones, puede ser perjudicial. Por eso es importante detectar esas situaciones que puedan contraindicar el ejercicio, siendo las más importantes las siguientes:

  • Hipertensión arterial inducida por el embarazo.
  • Placenta previa.
  • Antecedentes de parto prematuro previo.
  • Crecimiento intrauterino retardado.
  • Embarazo múltiple.
  • Patología cardiovascular o pulmonar que pueda agravarse durante el embarazo.
  • Insuficiencia de cérvix uterino.