Patologías más frecuentes Tobillo y pie. Fractura de tibia y peroné

Ambos huesos ubicados en la pierna pueden fracturarse de forma aislada, pero es muy frecuente que la fractura se produzca de forma conjunta.

Fracturas a este nivel cursan con dolor intenso y dificultades funcionales, pudiendo además aparecer síntomas como hinchazón, hemorragia interna, desgarro cutáneo (si la fractura es abierta) e incluso afectación nerviosa.

Suele producirse por fuertes impactos o traumatismos.

El tratamiento es complejo y depende de si existe desplazamiento o no. Sin desplazamiento será necesaria inmovilización por periodo de 6-8 semanas con deambulación en descarga con muletas y fisioterapia con movilizaciones precoces al menos 1 vez por semana para evitar rigideces articulares, incluyendo masoterapia de drenaje a partir de la 2ª semana pero continuando con la inmovilización una vez finalizada la sesión de rehabilitación. A partir de la 8ª semana se inicia el apoyo progresivo combinado con fisioterapia más intensiva para evitar limitación de la movilidad. Posteriormente se irá aumentando progresivamente la carga de trabajo mediante bicicleta, elíptica, natación y carrera continuada bajo supervisión médica. En el caso de que exista desplazamiento será necesaria cirugía con reducción y osteosíntesis y a partir de la 2ª semana se seguirá el mismo protocolo ya mencionado.

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La fisioterapia tiene un papel fundamental en la recuperación de esta lesión tanto si es necesaria cirugía como en el caso de que no para evitar rigideces articulares y evitar la limitación en la movilidad.

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