Nos agrada leer en la prensa noticias buenas respecto a la muerte súbita. Casi siempre las noticias son malas ya que nos informan de que algún deportista, casi siempre joven, ha fallecido de muerte súbita, mientras practicaba deporte o se encontraba recuperándose después de un esfuerzo. La medicina moderna no tiene todavía respuesta para esta nefasta patología. En algunos casos se evidencian trastornos previos de escasa entidad que justifican el desenlace final. Pero en otros muchos casos, el desconocimiento total de la causa es la norma. Es cierto que en la medicina deportiva moderna cada vez se realizan reconocimientos médicos más exhaustivos, con todos los medios tecnológicos a nuestro alcance. En los estadios y campos de entrenamiento se dispone de medios para una asistencia de urgencia.

Y sin embargo, a pesar de todo, no se consigue evitar los casos fatídicos. Por ese motivo nos alegran enormemente todas aquellas iniciativas encaminadas a recaudar fondos para la investigación de la muerte súbita. Gracias a esta iniciativa se podrá disponer de más medios para investigar en los estudios genéticos que pueden representar una clara esperanza de futuro en la prevención de esta rara enfermedad.