Los problemas de la columna vertebral, sobre todo, a nivel lumbar, son muy frecuentes en el deporte y sobre todo en los futbolistas. Los múltiples microtraumatismos de repetición terminan afectando a los discos intervertebrales provocando lesiones de tipo degenerativo, deshidratando los discos intervertebrales y dando lugar a pequeñas roturas del anillo fibroso, produciendo diversas profusiones discales. Los lugares más comunes de asiento de estas protrusiones suelen ser a nivel L4-L5 y L5-S1, no siendo infrecuente que sean en ambas zonas, e incluso en los tres últimos espacios lumbares, los asientos de estas profusiones discales. La protrusión podemos decir que es el preludio de una hernia discal. Entre los futbolistas son muy frecuentes estas lesiones, que normalmente se caracterizan por molestias difusas sobre la parte baja de la espalda, sin repercusiones neurológicas. Estas molestias suelen ceder con los tratamientos conservadores convencionales y muy pocas veces provocan baja deportiva. Cuando se agrava la protrusión y se produce la hernia discal, la sintomatología dolorosa es más acentuada, pero no siempre incapacita para jugar la competición.

Podemos afirmar que en estos momentos son varios los futbolistas con una hernia discal importante y con alto rendimiento deportivo. Personalmente, conozco varios jugadores en Primera División que juegan al primer nivel con una hernia discal importante y ofrecen un gran rendimiento. Protrusión o hernia discal no son sinónimos de incapacidad para el deporte, y en contadas ocasiones requieren cirugía.