En una contrarreloj por equipos de sólo 13 kilómetros como la que va a abrir esta edición de la Vuelta se requiere un esfuerzo intenso anaeróbico en el que las inclemencias del tiempo juegan un papel poco importante para la salud del ciclista. Además, el hecho de que sea nocturna hace que esas temperaturas sean algo más suaves. No habrá gran riesgo de insolación y el peligro será la deshidratación. No sólo ya en la crono, que al fin y al cabo la actividad durará unos minutos, sino en las etapas que disputarán posteriormente.

Pero hay que tener en cuenta que el ciclista profesional está muy acostumbrado a realizar grandes esfuerzos sufriendo altas temperaturas. Se pueden encontrar buenos ejemplos en las calurosas etapas del Tour de Francia o incluso en algunas del Giro de Italia. El desgaste es alto, de ahí que los responsables médicos estarán encima de los deportistas para que sigan todas las medidas preventivas con máximo rigor (sobre todo tomar abundante líquido) para evitar los problemas que puede conllevar la falta de hidratación.