Mucho se ha hablado sobre el inconveniente de jugar los partidos a mediodía, sin embargo, desde el punto de vista de la fisiología del esfuerzo este horario es mucho mejor que jugar por la tarde. Varios son los motivos. En primer lugar, porque los sistemas de alarma del organismo están más activos y los mecanismos de acción-reacción están en el punto álgido. La segunda razón es que la recuperación activa es mucho mejor, ya que el horario nocturno genera en algunos futbolistas gran dificultad para conciliar el sueño tras el partido. Y por último, pero no menos importante, en cuanto al rendimiento deportivo, es señalar que es exactamente el mismo.

Es mejor levantarse a las 8 y media, desayunar, dar un pequeño paseo y trasladarse al estadio para disputar el encuentro.

Al jugar a última hora de la tarde o por la noche, el jugador puede echarse una siesta más prolongada de lo recomendable. En sus ratos libres es más probable que ingiera más calorías extras que no benefician al rendimiento deportivo durante el partido.

Sin embargo psicológicamente a los jugadores les gusta más los partidos a última hora de la tarde por la mayor audiencia que implican, pero no a las 22 horas, ya que tanto si se gana como si se pierde, las emociones interfieren más fácilmente en la conciliación del sueño.

Consulta el artículo en el Diario AS: El horario matinal es más saludable que el nocturno.