El partido del sábado entre los dos equipos madrileños se definió por una cuestión física. El Real Madrid estuvo físicamente un eslabón por encima del Atlético de Madrid. El equilibrio de fuerzas estuvo presente durante los primeros minutos de juego, hasta que Cristiano adelanto a su equipo de un libre directo. A partir de ahí, el efecto psicológico del gol dio alas al equipo blanco, y fue una auténtica losa para el equipo rojiblanco, de tal forma que el recital de fútbol merengue fue total en la primera parte. En el descanso, el buen hacer de Simenone puso las pilas a su equipo, que salio a tope, arrinconando prácticamente a su rival. Los que me escucharon en ese momento viendo el partido, oyeron cuando dije que ese nivel solo lo podrían aguantar hasta el minuto 70 de juego. Pues el ritmo impuesto y el desgaste físico solo podrían soportarlo en caso de marcar un gol, ya que eso supondría un cambio total en la polaridad psicológica. Ánimo total en la plantilla rojiblanca y decaimiento en los blancos. No me equivoqué.

El Real Madrid, estuvo físicamente mejor que su rival. Llevándose un porcentaje mucho más alto en los balones aéreos. Mayor capacidad de desmarque. Más precisión en el pase, con menor pérdida de balones, mayor recuperación, más capacidad de desmarque y mejor sentido de la anticipación. El nivel de concentración, alerta y reacción fue superior a su rival. Y cuando todos estos factores interactúan juntos, la definición de la jugada es grande, porque hay mayor coordinación neuromuscular y en consecuencia se crean muchas más ocasiones de peligro con materialización de algunas de ellas. Lo contrario, es presión, a veces agobiante, pero sin creación de peligro. Con esto no quiero decir, ni mucho menos, que el Real Madrid esté mejor que el Atlético, sino simplemente que en este partido sí ha sido físicamente superior.

Consulta el artículo en el Diario AS: El derbi y la cuestión física