Asociamos el verano al “dolce far niente” como dicen los italianos. Terrazas, pinchos, bebidas, compartir con amigos, ponernos al día con la serie del momento que no hemos podido ver durante el invierno y un largo número de cosas que queremos hacer. Eso está muy bien pero también el verano debe ser motivo suficiente para dar el paso a romper nuestros esquemas vitales.

El verano nos ofrece la oportunidad de redescubrirnos como niños y por qué no, también de perder un par de kilos (en vez de ganarlos). ¿Cómo lograr esta difícil tarea? Pues intentamos darte unos consejos para lograrlo durante esta “dura” estación del año:

Ojo con las porciones

Si estás de terraza no es cuestión de contar calorías o de pesar los alimentos, si no de escoger con sentido común. Las opciones frescas frente a las frituras (siempre y cuando se pueda).

¿Qué beber?

Aléjate de las bebidas gaseosas aunque tengan una etiqueta light o cero. Todas las bebidas carbonatadas promueven la resistencia a la insulina y por ende no te dejan perder peso. Y si te apetece una bebida alcohólica, decántate por cerveza o vino, que aunque tienen contenido alcohólico, nos aportan algo de valor nutricional.

¡Muévete!

¿Trabajas durante el verano? Usa las escaleras, haz parte del trayecto al trabajo caminando, camina por la oficina mientras recibes esa importante llamada. ¿Los hijos o sobrinos han organizado una fiesta en la piscina? Apúntate a ella; cualquier excusa es buena para sacar a nuestro cuerpo del letargo y cambiar nuestro estilo de vida

Una vez iniciamos el camino, no apartarnos de él. Una caminata a paso ligero de 30 minutos 3 veces por semana, puede dar pie a apuntarte a esa clase de spinning que siempre has querido probar.

Eso sí, si después del verano o durante el mismo planeas iniciarte en el cambio de estilo de vida saludable, visita primero a un profesional de la salud para verificar tu aptitud física y aconsejarte sobre las pautas más recomendables para tu caso en particular.

Dr. Giovanni Mazzocca
Centro Médico Deyre